Si tuviera una cámara que sustancialmente me siguiera a todos lados grabando mi vida, creo que el día de hoy sería un capítulo de final de temporada.
En estos momentos, frente al computador, con una satisfactoria sonrisa en mi rostro; escribiendo una entrada en mi blog; música de fondo In God's Hands de Nelly Furtado, con pérdidas importante: gente que se ha ido, gente que ha llegado, gente muy importante que se ha ido, gente que ha llegado y que probablemente mucho tiene que enseñarme; una enumeración que parece no tener fin.
Una noche en la que pareciera que con el pasar de la música los movimientos se ralentizan suavemente, y se montan unos con otros con los nuevos personajes de mi espectáculo de larga duración.
Me parece muy emocionante esta sensación. Siempre la percibía con encanto en el paso de cada año en el Instituto, pero esta vez, es un paso más poderoso, es un paso a la Universidad. Trato de idealizar una imagen de cómo será todo, pero sé que mis expectativas no serán ni un décimo de lo que la realidad me tiene preparado.
No me queda más que mirar las estrellas, extender mis brazos y sentir los latidos de cada uno de mis futuros compañeros de curso, de mis futuros compañeros de campus, de mis futuros compañeros de universidad, de los que ya no estarán, de los que se fueron y los que se irán... Todos ellos están viviendo por estas jornadas su propios finales de temporada, con sus propias músicas de fondo y con sus propias personalidades en sus mentes.
En un flashback, aparezco tirando mi uniforme al cajón de los "jamás vueltos a usar", aparezco en el Instituto Nacional junto a mis compañeros en interminables asambleas de discusión sobre la educación, aparezco junto a Felipe en una plaza de Viña gritándole a una gitana, aparecen las olimpiadas de Astronomía y toda la gente que ha sido parte de mi vida en este tiempo. Con rostros difusos también se muestra una sinopsis del día a día de los que aún no conozco, y , que como los otros, también ocuparán una parte de mi historia... Tantas cosas.
Con todo eso, y más, mis brazos parecen ser cortos para alcanzar las estrellas tan altas. Y por mi mejilla se escabulle una lágrima que se confunde entre sentimientos de regocijo, emoción y nostalgia.
Nos vemos, 2011
lunes, 28 de febrero de 2011
viernes, 25 de febrero de 2011
Pasar de los años.-
Parece que nos estamos haciendo grandes.
Pasa rápido el tiempo, ya es hora de cerrar los ojos y abrazar a la vida próxima...
Quién diría que una canción pudiera poner en palabras tan certeras lo que la naturaleza humana nos ofrece.
Estoy en mis atenciones... Desde ya.
Manías - Autorretrato.-
Egocentrismo, parte 1:
Porque las obsesiones no son de lo único que estoy hecho, desarrollé la increíble habilidad de poder llevar a cabo actividades monótonas constantes y detallistas sin aburrirme. Es gracias a esto que fui capaz de crear juegos de cartas, juegos de rol, historias improvisadas y un sinnúmero de cosas que nunca terminé, sólo por haber considerado mejor empezar otras.
Podría simplemente comprar 4 cuadernos universitarios para mis 4 ramos de este semestre, pero no estaría conforme con ello. Debo hacerlos acorde a una personalidad que vaya conmigo y que además sean cómodos. Es por esto que confeccioné mis propios cuadernos para después hacerlos libros, tal como lo he venido haciendo desde 2º medio. Las letras góticas no fueron un problema, aunque invertí toda una tarde en las miles de repeticiones que realicé de cada una de ellas para que quedaran bien.
Mi biblioteca es otra fuente de tiempo invertido en innecesaria escrupulosidad. Ordenados por infinitas categorías que casi olvido...
La música es otra cosa: No tengo esa habilidad innata que los músicos de planta poseen, sino que he trabajado para desarrollarla. Nunca me ha salido una canción interpretada a primera vista, no al menos de la manera que me gustaría. Es por eso que tiendo a ensayar unas 3 semanas cada obra antes de mostrarla como parte de mi repertorio. Tiendo a nunca darme por vencido.
En los deportes soy nulo. Debo tener mucha motivación para ganar constancia en algo que involucre desarrollo físico. Aún así, le pongo todo mi empeño, más aún, si sé que puedo conseguir beneficios de salud o algo por el estilo. Pero, a parte del ciclismo o la natación, no he encontrado aún mi deporte estrella en el cual me pueda sentir orgulloso de destacar...
Con la gente dicen que soy extraño. Saludo a las personas aunque no las conozca, y cuando voy comprar algo, además de las buenas tardes, pregunto un 'cómo estás?' o 'qué ha sido de su vida?', lo cual ha perturbado a varios de mis acompañantes. A la larga es rico entregar un sentimiento de confianza con la gente que se esmera en atenderte bien.
Para los idiomas es otra cosa. Tengo la patudez de afirmar que hablo un idioma fluidamente cuando sólo estoy al nivel de mantener una conversación de rigor. No obstante a ello, mi estrategia parece funcionar, porque tiendo a desenvolverme muy bien gracias a esta auto-confianza en mi mismo que genero; y eso me quedó confirmado cuando conocí a Mizuguchi-san en la tienda apple de Viña. Ella se sorprendió de que llevando sólo 1 año de estudios en el Japonés lo hablara tan fluidamente (aunque le dije todo el rato 'tú' en vez de 'usted', lo cual descubrí al otro día)
En cuanto a las materias académicas, no creo tener mayores capacidades. Pero cuando algo me llama la atención me meto tanto en el tema que lo integro como una parte de mí, así que desenvolverme en ellos no se me hace una tarea complicada: Un ejemplo de ello es la Física; Ya que me encanta, aunque me cueste, soy capaz de estudiarla de manera continua y metódica... Siempre busco la manera de aprender las cosas de modo de poder enseñárselas a alguien más desde primeros pasos, he ahí mi vocación de profesor...
Y en el amor, soy un tanto estúpido. No encuentro espontáneamente las palabras adecuadas para describir las emociones que siento, así que suelo ser agresivo en el sentido de vomitar constantemente toda la realidad que observo... Lo cual en la mayor parte del tiempo es una gran desventaja, ya que la mayoría de la gente no valora la sinceridad sino que, viendo el vaso medio vacío del asunto, se fija en los aspectos negativos de cada revelación... Sigo siendo demasiado inocente y soñador como para salir herido la mayor parte del tiempo; y aceptando la realidad: Mi característico ultra-positivismo termina molestando a los que me rodean.
Siempre me ha gustado regalarle una sonrisa a las personas, sin importar si me caen bien o mal. Algunos dicen que es hipócrita, pero jamás lo he hecho forzado, siempre me ha nacido desde el corazón. Eso también molesta a algunos, porque lo sienten agresivo.
Por último. Tengo la desgracia de no poder conectar bien los párrafos de un escrito cuando estos hablan de mí mismo...
Fin de la transmisión.-
Porque las obsesiones no son de lo único que estoy hecho, desarrollé la increíble habilidad de poder llevar a cabo actividades monótonas constantes y detallistas sin aburrirme. Es gracias a esto que fui capaz de crear juegos de cartas, juegos de rol, historias improvisadas y un sinnúmero de cosas que nunca terminé, sólo por haber considerado mejor empezar otras.
Podría simplemente comprar 4 cuadernos universitarios para mis 4 ramos de este semestre, pero no estaría conforme con ello. Debo hacerlos acorde a una personalidad que vaya conmigo y que además sean cómodos. Es por esto que confeccioné mis propios cuadernos para después hacerlos libros, tal como lo he venido haciendo desde 2º medio. Las letras góticas no fueron un problema, aunque invertí toda una tarde en las miles de repeticiones que realicé de cada una de ellas para que quedaran bien.
Mi biblioteca es otra fuente de tiempo invertido en innecesaria escrupulosidad. Ordenados por infinitas categorías que casi olvido...
La música es otra cosa: No tengo esa habilidad innata que los músicos de planta poseen, sino que he trabajado para desarrollarla. Nunca me ha salido una canción interpretada a primera vista, no al menos de la manera que me gustaría. Es por eso que tiendo a ensayar unas 3 semanas cada obra antes de mostrarla como parte de mi repertorio. Tiendo a nunca darme por vencido.
En los deportes soy nulo. Debo tener mucha motivación para ganar constancia en algo que involucre desarrollo físico. Aún así, le pongo todo mi empeño, más aún, si sé que puedo conseguir beneficios de salud o algo por el estilo. Pero, a parte del ciclismo o la natación, no he encontrado aún mi deporte estrella en el cual me pueda sentir orgulloso de destacar...
Con la gente dicen que soy extraño. Saludo a las personas aunque no las conozca, y cuando voy comprar algo, además de las buenas tardes, pregunto un 'cómo estás?' o 'qué ha sido de su vida?', lo cual ha perturbado a varios de mis acompañantes. A la larga es rico entregar un sentimiento de confianza con la gente que se esmera en atenderte bien.
Para los idiomas es otra cosa. Tengo la patudez de afirmar que hablo un idioma fluidamente cuando sólo estoy al nivel de mantener una conversación de rigor. No obstante a ello, mi estrategia parece funcionar, porque tiendo a desenvolverme muy bien gracias a esta auto-confianza en mi mismo que genero; y eso me quedó confirmado cuando conocí a Mizuguchi-san en la tienda apple de Viña. Ella se sorprendió de que llevando sólo 1 año de estudios en el Japonés lo hablara tan fluidamente (aunque le dije todo el rato 'tú' en vez de 'usted', lo cual descubrí al otro día)
En cuanto a las materias académicas, no creo tener mayores capacidades. Pero cuando algo me llama la atención me meto tanto en el tema que lo integro como una parte de mí, así que desenvolverme en ellos no se me hace una tarea complicada: Un ejemplo de ello es la Física; Ya que me encanta, aunque me cueste, soy capaz de estudiarla de manera continua y metódica... Siempre busco la manera de aprender las cosas de modo de poder enseñárselas a alguien más desde primeros pasos, he ahí mi vocación de profesor...
Y en el amor, soy un tanto estúpido. No encuentro espontáneamente las palabras adecuadas para describir las emociones que siento, así que suelo ser agresivo en el sentido de vomitar constantemente toda la realidad que observo... Lo cual en la mayor parte del tiempo es una gran desventaja, ya que la mayoría de la gente no valora la sinceridad sino que, viendo el vaso medio vacío del asunto, se fija en los aspectos negativos de cada revelación... Sigo siendo demasiado inocente y soñador como para salir herido la mayor parte del tiempo; y aceptando la realidad: Mi característico ultra-positivismo termina molestando a los que me rodean.
Siempre me ha gustado regalarle una sonrisa a las personas, sin importar si me caen bien o mal. Algunos dicen que es hipócrita, pero jamás lo he hecho forzado, siempre me ha nacido desde el corazón. Eso también molesta a algunos, porque lo sienten agresivo.
Por último. Tengo la desgracia de no poder conectar bien los párrafos de un escrito cuando estos hablan de mí mismo...
Fin de la transmisión.-
jueves, 17 de febrero de 2011
Érase una vez en una sociedad hostil.-
Desde que somos pequeños, la gente tiende a agruparse. Muy seguramente esta conducta tan humana nace de la necesidad de sentirse protegidos o amparados por personas parecidas a uno, y bajo una manta de comprensión y aliento ajeno. Claro está: Esto nos proporciona todo el coraje necesario para hacer las cosas en las que creemos con una cierta aprobación colectiva. No obstante, este recurso de protección no es gratis, ya que sentirse miembro de un conjunto de relaciones humanas implica aceptar una serie de reglas tácitas; y como tales reglas son puestas por gente que a la larga es parecida a uno, no se supone que serán tan radicales a nuestra forma de regularnos.
¿Qué sucede entonces, cuando, por ejemplo, la individualidad de cada quién está siendo comprometida con la presencia de dichas leyes? Existen dos cosas que se pueden hacer: O bien se derogan, o bien el individuo abandona su colectivo.
Durante los primeros días en que tengo conciencia vi emparejados hombres con mujeres en diversas relaciones amorosas. Me llamaba profundamente la atención que dos hombres o dos mujeres no se pudieran amar más allá de una amistad, pues, de suceder, estos se convertirían en maricas, gays, colifletos, o si queremos utilizar un eufemismo en esto: Homosexuales. "De sólo escuchar todos estos términos imágenes negativas vienen a tu mente". (Así se supone es como yo debería haber pensado según lo que la masa me decía) Pero para la desgracia de ésta, era justamente eso lo que yo era, es decir, me tocó asumir desde muy temprana edad que mi vida sería más difícil que la del resto.
Cuando a los 15 les dije a mis papás que me gustaba un compañero y no una amiga como se suponía que debía ser, yo inmediatamente pasé a apellidarme 'gay'. Para el mundo, yo debería frecuentar fiestas, tener sexo con chicos en una densidad de 20 por semana, amar a Madonna, marcar las 's' como 'z', vivir tocando un piano en un burdel de mala muerte y tener SIDA, sólo por el hecho de querer darle un beso a una persona quien entre las piernas lleva lo mismo que yo. Todas esas cualidades me eran automáticamente asignadas en un cómodo pack gratuito.
Yo no soy así. Quiero ser libre, y poder darle la mano a un hombre en la calle sin temor a que un homófobo me asesine por ello. Tengo ideales de un mundo muy utópico, tal como la mayoría de los jóvenes. Conocí el discurso de Movilh y mums y me pareció noble, seguían la línea que llegaría a la meta de un mundo con igualdad de derechos para todos, sin importar sexualidad. Me sentí amparado por estos grupo, y tal como lo describía al principio, con la seguridad de decir quien era sin miedos.
Con todo ese espíritu, asistí a una marcha del orgullo gay, que en este caso, la organizaba mums. Encontré personas haciendo todo lo contrario a lo que las personas en lo cotidiano hacen. Digo, ninguna mujer anda por la calle enseñando sus senos, ni ningún hombre mostrando su peludo trasero; y critiqué aquello. Haciéndolo fui cuestionado en mi calidad "progresista" y "revolucionaria", se me acuso de que no comprendía que ellos tienen el derecho de hacer lo que quieran con sus vidas sin preguntar a nadie. Yo estaba muy de acuerdo con ese postulado, pero, si estaban reclamando con esa marcha (que más que marcha parece carnaval de festejos) ser aceptados dentro de la sociedad sin discriminación y como las personas 'normales' que son, entonces el camino que se eligió para ello no es el adecuado, puesto que consigue todo lo contrario al fin planeado.
Yo soy parte de ese grupo contradictorio. En esa marcha no se mostraba nada del trabajo que miles de científicos gays han realizado tan bien como nuestras contrapartes héteros, ni tampoco el aporte al vademécum cultural que día a día nace de personas como nosotros. Todo eso se vulgarizaba en 5 segundos y caía, ridiculizado, en la opinión pública. Insisto, yo era parte de ese grupo; y no podía derogar esa manera banal y agresiva de conseguir aceptación. La aceptación nace de procesos lentos, y con prioridades marcadas por la calma, paciencia, y mucha MUCHA educación. Como no podía cambiar la ley del grupo que dictaba actuar como payaso cada Septiembre, me declaré fuera del contexto.
Más tarde, visitando páginas como las de movilh, u otros colectivos "gay friendly" me di cuenta que era más de lo mismo que vi en esa marcha; Sólo la problemática que ya conocemos: Nos discriminan, y tratando de ser aceptados empeoramos el asunto. Una lástima.
Se conoce el problema, pero es poco lo que se propone como solución. Abundan las denuncias, pero los proyectos de mejora escasean. Realicé otro problema mayor: Existe un egoísmo muy grande y una falta de prioridades que se origina en este tipo de agrupaciones. Hoy hay problemas mucho mayores que el matrimonio gay en el mundo como para preocuparnos de ello, y este egocentrismo no está permitiendo ver con claridad que si colaboráramos con otras causas, no sólo estaríamos siguiendo un plan ordenado de mejoras en la calidad humana en general, sino que además, limpiando el nombre que se ha dejado a una "comunidad" que está en lo más bajo de la pirámide de privilegios. "¿Pero para qué preocuparse del mundo en su totalidad, si sólo los gays somos discriminados? Sólo nosotros necesitamos una 'ayuda'" Es justamente ese el mensaje que aprecio de los infinitos puntos que aparecen a diario en la red.
Se ha perdido el sentido de persona bajo tildes de índole sexual. A mi gusto, una de las cosas más humillantes que le puede pasar a la raza humana.
También, se ha olvidado las causas más inmediatas por otras que atienden sólo a aceptaciones legales y divinas que certifiquen y sellen de manera placentera el estar enamorado.
Definitivamente no marco las s como z, ni vivo tocando piano en un burdel, ni me gusta madonna, ni tengo SIDA. Yo soy un hombre con valores que busca soluciones desde su punto de vista. Trato de que las personas conozcan al tipo que llevo dentro para que vean que no hay ninguna diferencia entre un yo gay o un yo hétero. Así se cambia de a poco las cosas. Por eso, me molesta enormemente que este pequeñito pero arduo trabajo que llevo haciendo se eche a perder con un montón de planteamientos abruptos y poco empáticos. Estamos hablando de educar a la gente, no de violentarla.
Me han dicho que me gusta actuar como un 'hétero'. Ahí vamos de nuevo, no es que actúe de A o de B, es sólo que no me agradan los estereotipos. Soy yo.
Un poco molesto, me despido.
Atte.
¿Qué sucede entonces, cuando, por ejemplo, la individualidad de cada quién está siendo comprometida con la presencia de dichas leyes? Existen dos cosas que se pueden hacer: O bien se derogan, o bien el individuo abandona su colectivo.
Durante los primeros días en que tengo conciencia vi emparejados hombres con mujeres en diversas relaciones amorosas. Me llamaba profundamente la atención que dos hombres o dos mujeres no se pudieran amar más allá de una amistad, pues, de suceder, estos se convertirían en maricas, gays, colifletos, o si queremos utilizar un eufemismo en esto: Homosexuales. "De sólo escuchar todos estos términos imágenes negativas vienen a tu mente". (Así se supone es como yo debería haber pensado según lo que la masa me decía) Pero para la desgracia de ésta, era justamente eso lo que yo era, es decir, me tocó asumir desde muy temprana edad que mi vida sería más difícil que la del resto.
Cuando a los 15 les dije a mis papás que me gustaba un compañero y no una amiga como se suponía que debía ser, yo inmediatamente pasé a apellidarme 'gay'. Para el mundo, yo debería frecuentar fiestas, tener sexo con chicos en una densidad de 20 por semana, amar a Madonna, marcar las 's' como 'z', vivir tocando un piano en un burdel de mala muerte y tener SIDA, sólo por el hecho de querer darle un beso a una persona quien entre las piernas lleva lo mismo que yo. Todas esas cualidades me eran automáticamente asignadas en un cómodo pack gratuito.
Yo no soy así. Quiero ser libre, y poder darle la mano a un hombre en la calle sin temor a que un homófobo me asesine por ello. Tengo ideales de un mundo muy utópico, tal como la mayoría de los jóvenes. Conocí el discurso de Movilh y mums y me pareció noble, seguían la línea que llegaría a la meta de un mundo con igualdad de derechos para todos, sin importar sexualidad. Me sentí amparado por estos grupo, y tal como lo describía al principio, con la seguridad de decir quien era sin miedos.
Con todo ese espíritu, asistí a una marcha del orgullo gay, que en este caso, la organizaba mums. Encontré personas haciendo todo lo contrario a lo que las personas en lo cotidiano hacen. Digo, ninguna mujer anda por la calle enseñando sus senos, ni ningún hombre mostrando su peludo trasero; y critiqué aquello. Haciéndolo fui cuestionado en mi calidad "progresista" y "revolucionaria", se me acuso de que no comprendía que ellos tienen el derecho de hacer lo que quieran con sus vidas sin preguntar a nadie. Yo estaba muy de acuerdo con ese postulado, pero, si estaban reclamando con esa marcha (que más que marcha parece carnaval de festejos) ser aceptados dentro de la sociedad sin discriminación y como las personas 'normales' que son, entonces el camino que se eligió para ello no es el adecuado, puesto que consigue todo lo contrario al fin planeado.
Yo soy parte de ese grupo contradictorio. En esa marcha no se mostraba nada del trabajo que miles de científicos gays han realizado tan bien como nuestras contrapartes héteros, ni tampoco el aporte al vademécum cultural que día a día nace de personas como nosotros. Todo eso se vulgarizaba en 5 segundos y caía, ridiculizado, en la opinión pública. Insisto, yo era parte de ese grupo; y no podía derogar esa manera banal y agresiva de conseguir aceptación. La aceptación nace de procesos lentos, y con prioridades marcadas por la calma, paciencia, y mucha MUCHA educación. Como no podía cambiar la ley del grupo que dictaba actuar como payaso cada Septiembre, me declaré fuera del contexto.
Más tarde, visitando páginas como las de movilh, u otros colectivos "gay friendly" me di cuenta que era más de lo mismo que vi en esa marcha; Sólo la problemática que ya conocemos: Nos discriminan, y tratando de ser aceptados empeoramos el asunto. Una lástima.
Se conoce el problema, pero es poco lo que se propone como solución. Abundan las denuncias, pero los proyectos de mejora escasean. Realicé otro problema mayor: Existe un egoísmo muy grande y una falta de prioridades que se origina en este tipo de agrupaciones. Hoy hay problemas mucho mayores que el matrimonio gay en el mundo como para preocuparnos de ello, y este egocentrismo no está permitiendo ver con claridad que si colaboráramos con otras causas, no sólo estaríamos siguiendo un plan ordenado de mejoras en la calidad humana en general, sino que además, limpiando el nombre que se ha dejado a una "comunidad" que está en lo más bajo de la pirámide de privilegios. "¿Pero para qué preocuparse del mundo en su totalidad, si sólo los gays somos discriminados? Sólo nosotros necesitamos una 'ayuda'" Es justamente ese el mensaje que aprecio de los infinitos puntos que aparecen a diario en la red.
Se ha perdido el sentido de persona bajo tildes de índole sexual. A mi gusto, una de las cosas más humillantes que le puede pasar a la raza humana.
También, se ha olvidado las causas más inmediatas por otras que atienden sólo a aceptaciones legales y divinas que certifiquen y sellen de manera placentera el estar enamorado.
Definitivamente no marco las s como z, ni vivo tocando piano en un burdel, ni me gusta madonna, ni tengo SIDA. Yo soy un hombre con valores que busca soluciones desde su punto de vista. Trato de que las personas conozcan al tipo que llevo dentro para que vean que no hay ninguna diferencia entre un yo gay o un yo hétero. Así se cambia de a poco las cosas. Por eso, me molesta enormemente que este pequeñito pero arduo trabajo que llevo haciendo se eche a perder con un montón de planteamientos abruptos y poco empáticos. Estamos hablando de educar a la gente, no de violentarla.
Me han dicho que me gusta actuar como un 'hétero'. Ahí vamos de nuevo, no es que actúe de A o de B, es sólo que no me agradan los estereotipos. Soy yo.
Un poco molesto, me despido.
Atte.
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