Si tuviera una cámara que sustancialmente me siguiera a todos lados grabando mi vida, creo que el día de hoy sería un capítulo de final de temporada.
En estos momentos, frente al computador, con una satisfactoria sonrisa en mi rostro; escribiendo una entrada en mi blog; música de fondo In God's Hands de Nelly Furtado, con pérdidas importante: gente que se ha ido, gente que ha llegado, gente muy importante que se ha ido, gente que ha llegado y que probablemente mucho tiene que enseñarme; una enumeración que parece no tener fin.
Una noche en la que pareciera que con el pasar de la música los movimientos se ralentizan suavemente, y se montan unos con otros con los nuevos personajes de mi espectáculo de larga duración.
Me parece muy emocionante esta sensación. Siempre la percibía con encanto en el paso de cada año en el Instituto, pero esta vez, es un paso más poderoso, es un paso a la Universidad. Trato de idealizar una imagen de cómo será todo, pero sé que mis expectativas no serán ni un décimo de lo que la realidad me tiene preparado.
No me queda más que mirar las estrellas, extender mis brazos y sentir los latidos de cada uno de mis futuros compañeros de curso, de mis futuros compañeros de campus, de mis futuros compañeros de universidad, de los que ya no estarán, de los que se fueron y los que se irán... Todos ellos están viviendo por estas jornadas su propios finales de temporada, con sus propias músicas de fondo y con sus propias personalidades en sus mentes.
En un flashback, aparezco tirando mi uniforme al cajón de los "jamás vueltos a usar", aparezco en el Instituto Nacional junto a mis compañeros en interminables asambleas de discusión sobre la educación, aparezco junto a Felipe en una plaza de Viña gritándole a una gitana, aparecen las olimpiadas de Astronomía y toda la gente que ha sido parte de mi vida en este tiempo. Con rostros difusos también se muestra una sinopsis del día a día de los que aún no conozco, y , que como los otros, también ocuparán una parte de mi historia... Tantas cosas.
Con todo eso, y más, mis brazos parecen ser cortos para alcanzar las estrellas tan altas. Y por mi mejilla se escabulle una lágrima que se confunde entre sentimientos de regocijo, emoción y nostalgia.
Nos vemos, 2011
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