viernes, 25 de febrero de 2011

Manías - Autorretrato.-

Egocentrismo, parte 1:

Porque las obsesiones no son de lo único que estoy hecho, desarrollé la increíble habilidad de poder llevar a cabo actividades monótonas constantes y detallistas sin aburrirme. Es gracias a esto que fui capaz de crear juegos de cartas, juegos de rol, historias improvisadas y un sinnúmero de cosas que nunca terminé, sólo por haber considerado mejor empezar otras.

Podría simplemente comprar 4 cuadernos universitarios para mis 4 ramos de este semestre, pero no estaría conforme con ello. Debo hacerlos acorde a una personalidad que vaya conmigo y que además sean cómodos. Es por esto que confeccioné mis propios cuadernos para después hacerlos libros, tal como lo he venido haciendo desde 2º medio. Las letras góticas no fueron un problema, aunque invertí toda una tarde en las miles de repeticiones que realicé de cada una de ellas para que quedaran bien.

 Mi biblioteca es otra fuente de tiempo invertido en innecesaria escrupulosidad. Ordenados por infinitas categorías que casi olvido...

La música es otra cosa: No tengo esa habilidad innata que los músicos de planta poseen, sino que he trabajado para desarrollarla. Nunca me ha salido una canción interpretada a primera vista, no al menos de la manera que me gustaría. Es por eso que tiendo a ensayar unas 3 semanas cada obra antes de mostrarla como parte de mi repertorio. Tiendo a nunca darme por vencido.

En los deportes soy nulo. Debo tener mucha motivación para ganar constancia en algo que involucre desarrollo físico. Aún así, le pongo todo mi empeño, más aún, si sé que puedo conseguir beneficios de salud o algo por el estilo. Pero, a parte del ciclismo o la natación, no he encontrado aún mi deporte estrella en el cual me pueda sentir orgulloso de destacar...

Con la gente dicen que soy extraño. Saludo a las personas aunque no las conozca, y cuando voy  comprar algo, además de las buenas tardes, pregunto un 'cómo estás?' o 'qué ha sido de su vida?', lo cual ha perturbado a varios de mis acompañantes. A la larga es rico entregar un sentimiento de confianza con la gente que se esmera en atenderte bien.

Para los idiomas es otra cosa. Tengo la patudez de afirmar que hablo un idioma fluidamente cuando sólo estoy al nivel de mantener una conversación de rigor. No obstante a ello, mi estrategia parece funcionar, porque tiendo a desenvolverme muy bien gracias a esta auto-confianza en mi mismo que genero; y eso me quedó confirmado cuando conocí a Mizuguchi-san en la tienda apple de Viña. Ella se sorprendió de que llevando sólo 1 año de estudios en el Japonés lo hablara tan fluidamente (aunque le dije todo el rato 'tú' en vez de 'usted', lo cual descubrí al otro día)

En cuanto a las materias académicas, no creo tener mayores capacidades. Pero cuando algo me llama la atención me meto tanto en el tema que lo integro como una parte de mí, así que desenvolverme en ellos no se me hace una tarea complicada: Un ejemplo de ello es la Física; Ya que me encanta, aunque me cueste, soy capaz de estudiarla de manera continua y metódica... Siempre busco la manera de aprender las cosas de modo de poder enseñárselas a alguien más desde primeros pasos, he ahí mi vocación de profesor...

Y en el amor, soy un tanto estúpido. No encuentro espontáneamente las palabras adecuadas para describir las emociones que siento, así que suelo ser agresivo en el sentido de vomitar constantemente toda la realidad que observo... Lo cual en la mayor parte del tiempo es una gran desventaja, ya que la mayoría de la gente no valora la sinceridad sino que, viendo el vaso medio vacío del asunto, se fija en los aspectos negativos de cada revelación... Sigo siendo demasiado inocente y soñador como para salir herido la mayor parte del tiempo; y aceptando la realidad: Mi característico ultra-positivismo termina molestando a los que me rodean.

Siempre me ha gustado regalarle una sonrisa a las personas, sin importar si me caen bien o mal. Algunos dicen que es hipócrita, pero jamás lo he hecho forzado, siempre me ha nacido desde el corazón. Eso también molesta a algunos, porque lo sienten agresivo.

Por último. Tengo la desgracia de no poder conectar bien los párrafos de un escrito cuando estos hablan de mí mismo...

Fin de la transmisión.-

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