Sonrío.
Estoy mirando una nube que tiene ganas de llorar.
Y las gotas de agua se confunden con mis lágrimas,
caen como infinitas agujas del cielo, sobre cada una de las piedras de la ciudad.
Entras a mi pieza y me abrazas asustado, "¿¡Por qué lloras mi Davidcito!?",
Te respondo con una sonrisa: "Es que en mi vida nunca había estado tan feliz"
Luego de un par de segundos, nuestros ojos se pierden en los del otro,
y en un apasionado beso el tiempo se escabulle hasta todo momento perfecto, perpétuo: Contigo.
Te amo, te adoro.
Te amoro.
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